jueves, 29 de agosto de 2013

Y Llegó el Momento

Última noche en Chamonix antes de la salida de la CCC y UTMB. Ayer los chicos (y las chicas) pasaron el control de material y parece que todos están aprobados y no tienen que volver en septiembre, así que una cosa menos. Estos días se han dado el gustazo de marcarse varios entrenitos por los alrededores que les habrán ayudado tanto a matar el gusanillo de los nervios como a alucinar con el entorno en el que están y, por lo que cuentan, después ya se han dedicado a flipar con la feria, a ver a los cracks, a pulular por los stands, a ver en directo el triunfo de Arnau Juliá en la TDS... que se lo han pasado fatal, vamos.


También han estado preparando estrategias de carrera y organizando las inestimables asistencias que se han llevado de casa para ayudarles durante la prueba (Estrella, Laura, Yurena, Susana, Mati, María, etc, etc...), que, además de facilitarles el material y los víveres que vayan necesitando, les darán esas palabras de ánimo que tan bien sientan en medio del esfuerzo que les espera.

Ahora llega el momento de las mariposas en la barriga, de comerse las uñas hasta los muñones y de desear que esta noche pase pronto para que llegue ya el momento de la salida. Creo que los que nos quedamos aquí estamos igual de nerviosos que ellos porque compartimos su sueño. Mañana estaremos a su lado desde la salida, empujándoles en los pocos momentos de flaqueza por los que pasen y celebrando como propia su hazaña. Por lo pronto, hoy todos dormiremos con esta sinfonía en la cabeza:


P.D. Muchas felicidades a José Ignacio Perdomo, que acabó la TDS con un tiempazo de 20:29:42

miércoles, 28 de agosto de 2013

Comienza la Aventura

Esta semana ha salido rumbo a Chamonix un nutrido grupo de corredores de Arista para participar en la UTMB y CCC. Lo de nutrido no es porque estén fondones precisamente porque la entre, Estrella del Castillo, les ha metido estos meses una tunda de entrenamientos que los ha dejado más finos que un folio de perfil, así que salvo las cosas incontrolables que pueden suceder en competición, van con la garantía de un trabajo muy bien hecho y con la seguridad de que harán una carrera espectacular. Cuentan, además, con el apoyo de más miembros del equipo, amigos y familiares que les acompañan en esta pedazo de aventura y que les harán el seguimiento en carrera para darles ese apoyo físico y moral que tanto se agradece en mitad del esfuerzo.

Parte del equipo en el aeropuerto
Hasta que llegue el viernes la hora de la salida, estarán aclimatándose y disfrutando del ambientazo de la Meca del Trail, rodeados de los mejores corredores del mundo y aprovechando las mil y una oportunidades que ofrece Chamonix para los enamorados de la montaña. Eso, sí, por el bien de sus bolsillos esperamos que no se paseen demasiado por las tiendacas de The North Face, Salomon y demás, que no hay economía que soporte tanta tentación.
La avanzadilla en Chamonix

Desde aquí les iremos haciendo el seguimiento en carrera de l@s chic@s, que también podrán ver en la página de facebook de Trail Running Experience por si les es más cómodo. Les dejamos aquí el listado de los compis y de las carreras en las que participan. Mucha suerte a todos!!! Somos ricosssss!!!!!

CCC (salida el viernes a las 9:00 Chamonix Time)

  • Margara Marrero
  • Carlos Díaz-Recio
  • Yeray Durán
  • Fernando González
  • Rayco Saavedra
  • Marcos Jiménez
  • Miguel Guntúriz
  • Ayose Santana
  • Fernando de Armas (Ferke)
  • Juan Antonio Carreño
  • Orlando Montesdeoca

UTMB (salida el viernes a las 18:00 Chamonix Time)

  • Rayco Castellano
  • Jazmina Benítez
  • Fermín Peñate
  • Ismael Santana
  • Daniel Quintana
  • Alberto Vega
  • Alberto Megido
  • Isidro Casanova
  • Eolo González
TDS (salida miércoles a las 7:00 Chamonix Time)
  • José Ignacio Delgado


jueves, 1 de agosto de 2013

CORRIENDO EN LARGO

Si nos dedicamos a las cuestiones técnicas podríamos decir que este último sueño, hecho realidad, ha consistido en atravesar corriendo las tres islas principales de la provincia de Las Palmas: Lanzarote, Fuerteventura y Gran Canaria. Y empleando para ello tres jornadas.
Para hacer esto posible, se trazaron los recorridos que combinaran la seguridad con el trazado más corto, evitando en lo posible tramos de carreteras principales o muy transitadas. Además se trataba de correr cómodo y ligero, cargando solo lo justo (riñonera con dos bidones de tres cuartos, geles, y otro material como gorra, gafas, frontal, GPS, manguitos, teléfono móvil, etc.), planteamiento que fue posible llevar a cabo gracias a la asistencia en carrera de un vehículo con material de avituallamiento y el resto de material necesario (botiquín, ropa de cambio, útiles de aseo, comida y bebida, hielo, complementación de la alimentación, saco de dormir, zapatillas deportivas para los cambios, etc.).
Como anécdota y capricho personal, usaría zapatillas maximalistas y minimalistas (0-drop en este caso)  al antojo de cada tramo.
En las asistencias tuve el placer y el privilegio de contar con Natalia, Susana, Sergio y Yohana, además de la compañía de José, Tere y Marisa (que de una u otra manera aportaron más de lo que se imaginan).
De esta manera, y a lo largo de los tres días que duró tan bonita experiencia (salimos desde Órzola, Lanzarote, a las 00:00 horas del viernes 26 de julio, y llegamos al Maspalomas, Gran Canaria, a las 22:30 del domingo 28 de julio.
Un total aproximado de 300 km, repartidos en 80 km en Lanzarote, 140 km en Fuerteventura y 80 en Gran Canaria. Dejando claro que son distancias aproximadas pues solo hicimos uso de GPS para navegar en la noche de Fuerteventura y en los tramos que no conocía durante el día en la misma isla. Distancia que poco me importan personalmente, más allá de un dato para calcular el tiempo previsto de duración de la travesía. De esos 300 km, realizaría alrededor de 120 con minimalistas.
Inicialmente, pretendíamos emplear una jornada en cada isla, pero el horario del barco desde Fuerteventura a Gran Canaria, no permitía que esa posibilidad se ajustara a nuestra disponibilidad (tanto la mía como la de las personas que me ayudarían durante la carrera), motivo por el cual la primera jornada empezaría en la isla conejera y terminaría en aquel punto de la isla majorera al que pudiera llegar.
·         Primera jornada: Órzola – Puerto del Rosario, unos 110 km desde las 00:00 hasta las 18:00, con la peculiaridad de que desde las siete de la mañana del viernes hasta el final de jornada no pude contar con asistencia, debiendo cargar material necesario en mochila e ir comprando bebida por el camino y algo de comida además de los geles que llevaba). Tras finalizar, me reuní con Susana y su furgo, y nos trasladamos a casa de Marisa (muy cerca del lugar en el que había acabado la jornada, Playa Blanca, junto al parador de turismo al sur de Puerto del Rosario), en donde pude asearme, organizar el material descansar dos horas y cenar.
·         Segunda jornada: Puerto del Rosario – Morrojable, otros 110 km desde las  00:00 horas hasta las 18:30 horas del sábado. A media noche ya estaba sobre la última huella impresa por mis zapatillas hacía unas horas, con el frontal encendido y el GPS en marcha para comenzar la jornada. El cansancio, la noche y el poco conocimiento de la ruta hicieron que me perdiera varias veces durante la noche, tomando la decisión de descansar media hora a las seis de la mañana. Una vez en Morrojable y habiendo decidido no tomar el barco, volvimos a casa de Marisa con el tiempo justo para asearme, reorganizar el material, comer algo e ir hacia el aeropuerto con destino a Gran Canaria.
·         Tercera jornada: San Felipe – Maspalomas, aproximadamente 80 km desde las 09:30 horas hasta las 22:30 horas del domingo.
Así quedaría la ruta desde el punto de vista técnico. Desde el personal no hay mucho que decir que no haya escrito ya en este mismo medio con motivo de cualquier otro reto-desafío-sueño-aventura. Insistiré tan solo la frase “más sabe el diablo por viejo que por diablo”. La razón para mí es clara, haber sido capaz (no lo supe hasta que estaba muy cerca ya del faro de Maspalomas) de cruzar las tres islas a pie en tres jornadas, no es fruto de ningún poder sobrenatural, ni de haber sido beneficiado de algún gen específico y facilitador, qué va, es fruto del trabajo y la constancia, de la experiencia y del conocimiento. Y cualquiera de esas cosas se consigue con el tiempo y las ganas, tiempo de entrenamiento, tiempo de estudio y de preparación del plan (desafío, reto, etc.). Haber llegado corriendo al sur de Gran Canaria desde el norte de Lanzarote, podríamos decir que no tuvo su salida en Órzola, sino años atrás, cuando comenzó mi atracción por la naturaleza, sus bondades y encantos y cuando mi meta, en lo que a correr se refiere, era lograr correr con Natalia la avenida marítima desde la estación de guaguas hasta el club náutico y volver….6 km. Tan solo seis kilómetros. Pero digo “tan solo” ahora, con la perspectiva que da el tiempo. Pues no he sentido diferente haber logrado recorrer esos 6 km de un tirón, que haber recorrido mi primera media maratón, o mi primera maratón, o mi primer raid, o mi primera ultra o cualquiera de los otros sueños por los que tras haberlos tenido, desperté y actué para conseguirlos.
No puedo negar haber llegado a un nivel de cansancio increíble durante la carrera, tan cansado que mi concentración se veía mermada y mi umbral de dolor disminuido, sufriendo a cada zancada, temiendo parar por la desagradable sensación de ponerme en marcha de nuevo, corriendo con la sensación de estar infringiéndome daño. Curiosamente todo ello cesaba con el descanso y, a veces, casi de inmediato, con una frase, un pensamiento o una sensación agradable. Por lo que tampoco puedo negar haber disfrutado como un niño.
Probablemente eso sea lo que busco. Algunos lo llaman locura, y entonces me acuerdo de una definición del término que reza algo así como que es hacer siempre lo mismo esperando resultados diferentes. Curiosamente, creo que hago lo contrario, o sea, hago cosas diferentes esperando siempre el mismo resultado (encontrar esa sensación de la primera vez). Será también locura.
Gracias (por esta razón y por algunas otras) a mis ángeles de la guarda durante la travesía: Natalia, Susana, Sergio, Yohana y Marisa. Gracias a tormenta por ser verde. Gracias a las personas que me esperaron para darme ánimos: José y Tere. Gracias a Fer  por hacer posible que las vibraciones de cada pisada en carrera fueran motivo de las vibraciones de otros. Gracias a todos aquellos que se emocionaron conmigo. Gracias a todos aquellos que se atrevieron a transmitir sus ánimos en forma de comentario a través del Facebook Trail Running Experience o a través del teléfono y gracias a mi familia, por su respeto.
                ¿Loco yo? (locos muchos), pues vale.
                Ultreia Finisterrae et Suseia Estellae.

lunes, 29 de julio de 2013

GRAN CANARIA, EL DESCANSO

Logro mantenerme despierto para no perder el avión. Una vez en mi asiento, intento ahora no provocarme un esguince de cervicales por los cabezazos que voy dando. Aterrizamos en Gran Canaria. Allí me espera el relevo de ángel guardián (Sergio y Yohana me asisten). Charla, cena y al fin un sueño reparador. Logro dormir unas seis horas, las suficientes como para que mis sensaciones al levantarme sean mucho mejores que aquellas con las que me acosté.
Animados, desayunamos y salimos rumbo a san Felipe, para comenzar a atravesar la isla desde la desembocadura del barranco de Azuaje. Sergio me acompañará en algunos tramos.
Sergio aparcando la furgo con las indicaciones de Yohana

La subida hasta los Llanos de la Pez fue cómoda, más de lo pensado, logrando correr en casi todos los tramos. El simple hecho de haber empezado, sin tener que sobrellevar otra noche más de carrera era motivo extra de empuje.
La carrera se alternaba con los gritos de ánimo de Sergio y Yohana, con los bocadillos de lomo, los dátiles, el chocolate y otros mecanismos del estilo para mantenerme en movimiento.   A partir de ahí, tocaba hacer de tripas corazón y concentrarse en no permanecer mucho tiempo sentado en la silla que me esperaba en cada parada.
A partir de Pargana comenzaba la concentración.  Cómo un sendero tan bonito como el de La Plata puede provocar tanto malestar (solo físico, las vistas y la zona sigue siendo espectacular para los demás sentidos). Mis tendones parecen haber perdido toda su elasticidad y siento que tengo los músculos atados con verguilla a sus inserciones. Es momento de cambio a las maximalistas, ya mi poder amortiguador ha desaparecido.
Caigo en un bache de sueño, y cansancio que acentúa mi percepción de dolor. Tranquilo por saberlo parte del juego del correr en largo. Mi gemelo empieza a dar un poco más de lata, siento un picor pero no le doy mayor importancia y desaparece al poco. Sergio se une desde Tunte hasta Fataga corriendo y después en bici hasta Maspalomas. Entre charlas, y sonidos varios llegamos a la machacadora del barranco de los Vicentes. Noto el picor nuevamente y consulto con Yohana. Decidimos que es conveneinte quitarme la media compresiva que llevo desde hace horas. La piel tiene mal aspecto y a ambos nos recuerda a los síntomas de una erisipela (infección). Limpiamos la piel y la untamos con vaselina para intentar formar una barrera física que proteja la piel de más suciedad y polvo.
El faro de Maspalomas estaba a unos cinco o seis kilómetros, pero yo hacía rato que había llegado (estaba tranquilo, y mis expectativas cumplidas). Aun así, y cayendo ya la noche, cargo el frontal, y doy el último aliento. Sergio me indica, pues no me manejo por la zona. Localizamos un carril bici que nos conduce directo al faro.
Sur.

FUERTEVENTURA, INTERIOR

A las siete de la tarde del viernes, me reúno con Susana, que me traslada a casa de Marisa (otro de mis ángeles de la guarda), en donde me ducho, duermo dos horas, ceno y preparo nuevamente la riñonera. Volvemos a la playa, al mismo punto en el que había terminado la primera etapa. Doce de la noche. Frontal en la cabeza, GPS en marcha (José me había pasado el track de la ruta que había diseñado para una experiencia anterior -3 islas, 5 sueños, 1 aventura-. Lanzarote y Gran Canaria las conozco suficientemente bien, pero Fuerteventura, sin GPS y de noche supone pérdida segura.
Pues ni con GPS, ni con el faro de Maspalomas que llevaba en la cabeza “aluminándome” pude evitar perderme varias veces. Esa sería la constante durante la noche, o bien perdía señal el GPS o bien la perdía yo. El cansancio me impedía concentrarme, si me perdía intentaba volver al camino mirando la pantalla del GPS, pero entre la oscuridad y tantas pistas y caminos de tierra se hacía difícil a veces; ni  mirando las fotos que saqué con el móvil a la ruta en el google earth me ayudaba mucho, las miraba y no era capaz de analizar nada, lo mismo me daba mirar esa foto que una de mi primera comunión, una sensación extraña. Llamo a Susana para decirle que me retraso (sobre la hora estimada de llegada a la furgo), me tranquiliza y me da indicaciones sobre cómo llegar por carretera. Seguimos en marcha.
El cansancio ya estaba haciendo de las suyas y no estaba para muchos bailes, así que en la parada de Tuineje, decido entrar en la furgo y dormir media hora (Susana pone el despertador, pues si no es así ni se levanta ella ni lo hago yo). Media hora de recuperación (con esta suman unas dos horas y media las que he descansado en dos días), bendito sueño…..hasta que suena el despertador. Me levanto, cargo la riñonera, salgo de la furgoneta y comienzo a tiritar , más de cansancio que de frío. Retomo la carrera como si fuera el bicho ese del señor de los anillos, encogido y retorcido hasta que logro entrar en calor y adaptar el umbral del dolor de mis articulaciones.
Llegada este punto, la carrera se convierte en una especie de evasión mental permanente. Las molestias y dolores parecen intensificarse si son mi único tema de pensamiento, así que me procuro ir hilvanando pensamientos para mantenerme  tranquilo.
El cansancio, las sobrecargas, las molestias, la falta de concentración y la frustración tras cada equivocación en la navegación modifican mi humor y hace que todo me duela más (los juegos de la mente).
Necesito una parada más larga de lo habitual. Noto que he de hacer paradas cada menos tiempo y más largas. Llegar al barco a la hora necesaria se complica aún más.
Paramos en algún pueblo de cuyo nombre no me acuerdo (no es en ningún lugar de La Mancha). La furgo está ahí, me alegra verla. Charlo un rato con Susana acerca de mis sensaciones, y se dispone a prepararme un desayuno diferente, necesito cambiar el sabor dulce de los geles (por cierto, probé unas hidratos salados con sabor a sopa de pollo que me sentaron muy bien) y me prepara algo de pan caliente con queso y un café. En un momento se me ocurre que porqué tanta prisa por llegar, cuando una de las razones por las que me atrae este formato de carrera es porque no hay hora de llegada, no hay cierre de control. Pienso en otras opciones y le pido a Susana que averigüe si hay vuelos a GC y la hora de salida (curiosamente ella se había planteado o mismo..
Cargo mis alforjas, mi estómago y mis ánimos y parto hacia El Cardón. Continuo por un sendero y en ese momento me llama Susana para comentarme que hay vuelos disponibles, el último a las nueve y veinticinco de la noche. Una inyección de ánimo, se disipan mis dolores, amplio mi zancada, disfruto más aún de la carrera (lo de antes, los juegos de la mente).
A partir de aquí el día transcurrió tan tranquilo como sufrido. Muchas horas en acción y pocas, muy pocas de descanso. Desde La Pared retomé el asfalto hasta costa Calma, con un atomizador de agua en la mano para ir refrescándome.
Llegué a un punto en el que sentía que correr me estaba haciendo daño.
Última parada en la playa de risco del Paso, cerca de Jandía. Disfrutando de almuerzo tranquilo, con tertulia, con buena compañía.

Ahora tocaba apretar los dientes y dar el último empujón. Mi amigo José se acerca en bicicleta a buscarme a unos cinco o seis km de Morrojable. Charlamos mientras avanzamos y me anima. Ahora solo queda la avenida y fin del trayecto en Fuerteventura.
Con el tiempo justo para volver a casa de Marisa, ducharme, comer algo, preparar el equipaje y salir hacia el aeropuerto.
Una isla más en mis alforjas, un gemelo y un trillizo (mi gemelo hinchado).

LANZAROTE, LA CARRERA TRANQUILA

Medianoche. Con los primeros segundos del viernes comenzamos a sumar las zancadas rumbo al sur.
Tras despedirme de mis ángeles de la guarda Natalia y Susana, que estarán asistiéndome durante toda la noche, salgo de Órzola bajo una luna clara, brillante y sobre un mar en calma. Una luna que, junto con Fer (me dejó el frontal), iluminarán mi camino. Primera parada: Arrieta. Las sensaciones y la noche son muy buenas, y llegar a cada parada, a cada asistencia supone una alegría.
Natalia y Susana, mis ángeles de la guarda.

Dispongo de asistencia  hasta las siete de la mañana , así que cuadramos las paradas a lo largo del camino de manera que solo tenga que llevar encima un riñonera con dos cacharras y unos pocos geles, a partir de esa hora tendría que cargar mochila con todo lo necesario para afrontar los últimos kilómetros de Lanzarote y los que pueda sumar de Fuerteventura.
A las seis y media, llego a Puerto del Carmen, las chicas duermen en la furgoneta, las despierto y comienza el zafarrancho. Me preparan café, charlamos. Cambio riñonera por mochila, cacharras por camelback, meto muchos geles, crema solar, tape, etc. Nos despedimos y sigo rumbo. Llego a Femés sobre las ocho de la mañana y voy al bar que veo abierto para descansar mientras tomo algo. Último empujón y llego al muelle de Playa Blanca a las diez de la mañana.
A las once sale el barco hacia la isla de Fuertventura, y aprovecho esa hora de espera para poner las patas en remojo en la playa y para estirar un poco. De la travesía en barco, ni me enteré, tan pronto como subí a bordo caí redondo sobre el primer asiento que encontré y no desperté hasta el atraque. Desde que me levanté el jueves para ir a trabajar, no había dormido nada, y en este tipo de experiencia, el cansancio es mala compañía.
Tan dormido como contento, bajo del barco y hago un planning mental de lo que he de hacer ahora. A saber: las piernas siguen conmigo –y en buen estado-, tengo en la mochila lo necesario, he de comprar agua, conectar el GPS y ponerme en marcha. Allá voy Fuerteventura, allí me derrito….fuerte calor.  No me había alejado ni cinco km del muelle y ya había tenido que parar tres veces a comprar líquido para beber y refrescarme. Mucho calor, además el viento me daba en la espalda, por lo que con la mochila puesta no me refrescaba nada de nada, debiendo parar a veces para ponerme de cara.
Si Lanzarote había sido tranquila, Fuerteventura se presentaba sin darme tregua.  Las primeras horas, hasta Parque Holandés supusieron una batalla constante: mantener el ritmo, controlar la hidratación, bajar mi temperatura corporal –mojándome todo el cuerpo, y bajando a la costa para enfriarme la cabeza metiéndola en algún charco- ingerir algún alimento pese a las pocas ganas,  crema solar, vaselina para los rozaduras provocadas por el pantalón empapado,…ni un momento de desconcentración.

Llego a la rotonda de Parque Holandés, localizo el bar que hay allí, y dudo si parar mucho rato o repostar y seguir……veo una piscina, la decisión se vuelve clara!.
Después del descanso y de volver a una temperatura saludable, vuelvo a las andadas. Mi intención es acercarme hasta Caleta de Fuste. Pero la realidad es otra y decido parar en la playa que hay a la salida de Puerto del Rosario, junto al antiguo parador de turismo. 
Muy cansado, por la tirada de km (unos 110 desde que salí de Órzola a las doce de la noche).
Caminando como un hijo fruto de una relación entre Lina Morgan y Chiquito de la Calzada, logro darme un chapuzón y me caigo sobre la arena para esperar a Susana, que viene de camino con su furgo.

jueves, 25 de julio de 2013

¿LO REPITE, POR FAVOR?

Con mucho gusto. ¿recuerdan el reto "3 islas, 5 sueños, 1 aventura"?.
Pues casi, casi. Las islas son las mismas, el formato algo diferente.
Esta vez será un solo corredor, ligero, con coche de apoyo, el que intentará cruzar corriendo Lanzarote, Fuerteventura y Gran Canaria. Pero no vayan a pensar.....por el tramo más corto, claro.
A media noche de hoy, se dará el primer paso de este intento. Como viene siendo habitual, un error de planificación ha dado un giro inesperado al planteamiento inicial. En un primer momento, la idea era cruzar Lanzarote para llegar al Sur a media tarde, a continuación pasar a Fuerteventura para descansar unas 6 - 8 horas y atacar su longitud pensando que el barco del sábado desde Morrojable hasta Gran Canaria salía a las siete de la tarde.......pero sale a las cuatro. Por lo que esas horas de diferencia hacen que la cosa cambie. Así pues, adelantamos la salida a la media noche de hoy, para llegar a Playa Blanca con más tiempo y poder avanzar todo lo posible la tarde noche del viernes en tierras majoreras. Así el sábado habría menos distancia que recorrer, aumentando las posibilidades de coger el barco. En caso de no llegar a tiempo, habría que esperar a las nueve de la mañana del día siguiente, retrasando la salida de la etapa en la isla redonda.
Intentaremos contarles los pasos cada vez que podamos.

jueves, 21 de marzo de 2013

IMÁGENES CONGELADAS


Rajalta-Rajalle Hiihto.
Border to Border.
De frontera a frontera.
De un límite  a otro.
Esta ha sido la experiencia.
Una lectura, una idea, un objetivo, un plan, un camino, unos patines,……unos esquíes y…..una línea de salida: frontera rusa con Finladia, -15ºC, 60 km de dudas (la primera de siete etapas). Un aperitivo.
A cualquiera que le guste “explorar”, su alrededor, su interior y su exterior, imagino que le habrá apetecido saber alguna vez qué hay más allá de esa línea que ve al fondo, de ese horizonte que marca su mundo conocido. ¿Recuerdan cuando, siendo unos chinijos, nuestro mundo conocido se limitaba a la manzana alrededor de casa, o a los itinerarios habituales (hacia el colegio, hacia la tienda,…)?, ¿recuerdan también cuando esas fronteras se iban extendiendo cual nuevo territorio conquistado?, ¿recuerdan, aunque no le hayan dado importancia, del mundo que se abría delante nuestro y de la sensación que cada nueva conquista suponía?
Cuando esa curiosidad se extiende más allá de un plano físico, y siempre que hayamos tenido la fortuna de tener nuestras necesidades básicas cubiertas (trabajo, casa, alimentación, pareja,…), o mejor dicho siempre que hayamos logrado encaminar nuestros pasos por el camino elegido (sea por conformarnos con el inicialmente trazado, sea por salirnos de éste y buscar nuevos), es entonces cuando damos paso a nuestras ansias de autorrealización. Cada uno lo hará como quiera, pero partiendo de una base: una ilusión.
La ilusión es movimiento. Y ese movimiento nos pondrá en marcha hacia ese horizonte que vemos, a sabiendas que detrás hay uno nuevo. Algunos se conforman con saber que detrás hay más, es suficiente para ellos. Otros queremos saber qué hay “ultreia”. Imagínense a un Cristóbal Colón conformista. Y no pretendo comparar unos logros con otros, pues no se trata de ello, parecería que se menosprecian unos o se magnifican otros.
La Border to Border ha supuesto un lindo trabajo de autorrealización. Partiendo de una idea ligera, de esas que no se toman en serio al principio, de esas que pasan de largo, ¿cómo voy a ir a una prueba de esquí de fondo, sin conocer el medio, ni la modalidad, sin disponer de los medios adecuados?....Piensa, piensa, tienes ganas, te apetece, es casi imposible, ¿casi?, ¿he dicho casi?...eso significa que hay posibilidades.
Analicemos los datos técnicos: prueba de esquí de fondo, 440 km por etapas, temperaturas por debajo de cero grados.
Susana, en donde soñábamos con llegar
Investiguemos un poco: 30 años celebrándose, una media de 300 participantes repartidos en cuatro grupos. No hay mucha información, pues la página web de la organización es muy modesta. Navegamos por internet hasta encontrar un par de artículos escritos por participantes, uno de ellos por una “expedición” española. La idea va tomando cierta forma.
Nos quedamos asombrados al ver en las fotos que encontramos, que la edad media de los participantes probablemente supere los 60 años. Ni idea si el dato es significativo.
Así que hay gente que lo hace, y no parecen ser superdeportistas. Viendo los datos estadísticos en la web de la prueba, parece claro que son casi todos nórdicos, pero no creemos que eso sea una condición “sine qua non”, al menos no hay condiciones para inscribirse en la prueba, basta con rellenar el formulario, pagar, y listo.
Parece fácil, la inscripción. Parece difícil, la preparación.
¿Cómo se puede hacer para entrenar esquí sin esquiar? Existe una modalidad llamada “esquí de asfalto”, se trata de unos patines que simulan la técnica del esquí de fondo…
No se piensen que todo esto sucede en el tiempo en el que se leen estas líneas, es un proceso de meses, que va madurando, movido por aquella ilusión de la que hablamos.
Recapitulemos pues. Es posible inscribirse, parece posible entrenar esquí sin esquiar. La distancia y las etapas no asustan, eso se arregla entrenando. Se ve chiquito, lejano, pero caminando, caminando, se acaba por llegar. Así pues, comenzamos a caminar.
Josefine, sueca, su diabetes no es obstáculo
(comprobando su bomba de insulina)
Un camino de dudas, de atrevimiento, pero también de convencimiento. ¿Por qué conformarse con lograr lo que uno sabe (o cree saber) que va a conseguir?, ¿por qué no intentar conseguir aquello que realmente nos plantea dudas ciertas de consecución? Valoramos mucho, demasiado quizá, los logros, olvidando los intentos. Qué fácil es proponerse aquello que estamos seguros de conseguir, qué fácil es conseguir las cosas a la primera, qué fácil es pensar que las personas las consiguen de esa manera, qué fácil es pensar que muchas de las personas a las que admiramos son una especie de superheroínas o superhéroes, que han nacido venciendo. Les hacemos un flaco favor, pues parece que no valoramos el trabajo que han tenido que hacer para lograr llegar a ese nivel, pero también nos hacemos un flaco favor a nosotros mismos, pues nos negamos la posibilidad de intentar “imposibles”, creyendo que no está a nuestro alcance. Está claro que querer no siempre es poder. Pero querer debería siempre ser “intentar”. ¿Por qué si no se presentan cientos, o miles de personas a una prueba deportiva, o a una maratón internacional?, ¿acaso van a quedar todos primeros?, desde luego que no, pero la mayoría de ellos van a conseguir lo que querían (incluso puede que el primero lo haga…).
Nosotros lo intentamos, vaya que si lo hicimos, y con todas nuestras ganas.
Claro está, que la cuestión no era fácil, pero esa era razón suficiente, junto con la del placer por las pruebas de larga distancia, para ser obstinados. Así que nos pusimos a entrenar. Horas y horas de patines por las carreteras y avenidas de Lanzarote, kilos de hierro levantado en el gimnasio, con ejercicios tradicionales y con otros “inventados” que nos permitieran transferir los movimientos al esquí. Madrugones y trasnoches, cambios de rutina, y otros cambios necesarios para poder compaginar la vida laboral, la familiar y la deportiva (nada nuevo para cualquiera que se plantee entrenar una prueba “larga”). La preparación la teníamos, habíamos podido alcanzar una forma física bastante buena. La parte técnica la complementábamos visionando videos de esquí de fondo, intentando empaparnos de todos los detalles posibles, para luego llevarlos a la práctica. Como colofón, logramos también acudir a esquiar a Pirineos para poder probar realmente si lo que habíamos realizado hasta entonces se parecía a lo que esperábamos encontrar (solo fueron unas pocas horas de entrenamiento en la semana pirenaica.
Sabíamos claramente que habíamos comenzado con una batalla 100 contra uno, y habíamos logrado rebajar la diferencia un 2 contra 1, al menos en lo referente a los factores que podíamos controlar (entrenamiento, técnica y material). La realidad fue otra bien distinta. La semana previa a la prueba, Susana enferma con gripe, padeciendo fiebre alta (más de 39º) hasta el día anterior a la primera etapa, a base de antiinflamatorios, antitérmicos y antibióticos logra hacer remitir los síntomas, pero los efectos de desgaste sobre el organismo no desaparecen con los medicamentos (y mucho menos cuando ese organismo experimenta un cambio de temperatura de 80º, de 40º de fiebre a -40º de ambiente).
Temperaturas registradas de hasta -42ºC (que la arrastraron a sufrir los peligrosos efectos de una seria hipotermia), mal estado de la nieve (incluso en los descenso había que remar). Además de ello, comienza la primera etapa con su primer día de regla, Todo un cóctel que sitúan a Susana bajo el arco de salida en un auténtico 10 contra 1. Lo sabíamos, Susana lo sabía, lo sentía, pero aún así se presentó en aquella frontera con Rusia, y durante cuatro etapas más, con una idea clara: esquiar. Muchas personas se rendirían ante tales circunstancias, pero ella tenía bien claro que no eran suficientes y que la más mínima posibilidad existente, por remota que fuera, sería combustible para hacerla funcionar hasta la extenuación.
El día a día lo han podido leer aquellos que lo han querido.
Absurdo sería pensar que esto es cosa de dos, pues mucha gente es la que está involucrada de una manera o de otra, así pues, sirvan estas líneas de sincero reconocimiento. A Natalia, por su paciencia y su comprensión cuando es difícil entender, a Gara, por sus préstamos de tiempo, a Mª Carmen, por su respeto, a Maru, por su apoyo y su logística, a Alfredo, por el aliento animado, a Eli, en su silencio, a Chali, por su confianza, a Laura, por su actitud y su trabajo, a Estrella, Fer, Ferke, Elena, Yohana, Sergio, Carlos, Julio, Paco, por emocionarse como nosotros, a Maite, por su atrevimiento, a “Valleseco Forever”, por su calor, a Tere por sus ánimos cuando no le sobran,  a Arista, por su apoyo constante en nuestras locuras.. A todos aquellos que nos hicieron llegar su aliento y sus ánimos. A Susana, por su sacrificio, por sus sueños y por su ejemplo.
Ahora, tras haber llegado a casa un poco más altos, al menos una cosa es bien clara, seguiremos soñando. Además, es muy fácil ponerle color al horizonte, sobre todo cuando el anterior ha sido blanco, muy blanco. Ya hace tiempo que lo veo, y  me ilusiona, y la ilusión es movimiento.
Cuando algo parezca inalcanzable, puede que tan solo esté muy lejos,  y a buen seguro se acerca a cada paso si estos son decididos.
¡Camina!

domingo, 17 de marzo de 2013

EL ÚLTIMO VASO DE MEHU


Creo que no habíamos contado que este año era la trigésima edición de la Border to Border. Pues sí, nada más y nada menos que 30 años celebrándose, con unos 15 participantes en su primera edición y algo más de 330 km por esquiar. Hoy, con cuatro grupos de entre 75 y 85 participantes y con 450 km (el cómputo global de este año resultó ser ése). Contamos esto porque en la presentación, en Kuusamo, el día de llegada, nos dijeron que para celebrarlo, cada día tendrían una pequeña sorpresa para todos. La de esa primera cena que sucedió tras la reunión, fue una tarta que inauguró el participante con más “repeticiones” de nuestro grupo (nada menos que 16 ediciones). El resto de los días, no recuerdo qué fue lo que hicieron, pero lo del último lo recordaré, seguro. La noche previa, al final de la cena, como todas las noches, el guía del grupo hace una presentación del tramo, comunicándonos esta vez que los 66 km previstos en el manual que teníamos se habían convertido en 72. Pues ahí va, un regalito de 6 km para la despedida. Pero no crean que me conformé con eso, por favor, no. A dos km la salida de la última etapa, llego a un cruce y no veo señales, miro, remiro, y vuelvo a mirar y sigo son verlas…..como no me apetece perderme, retrocedo esos dos km hasta el punto de partida y me encuentro con el motero que recoge las señales, le indico que hay una parte mal señalizada y me hace las indicaciones pertinentes; es entonces cuando me dispongo a realizar la segunda salida y volver hasta el cruce. Resumen de todo esto: cuatro km más de regalo (¡ah!, y pude ver un reno en persona, bueno, en animal). Cómputo general: 10 km más de lo previsto, o sea 76. Feliz cumpleaños Rajalta Rajalle Hiihto!

La primera mitad de la etapa era “hilly”, como se comentaba entre los participantes, con muchas subidas y bajadas, para dar paso a una segunda mitad bastante llana y con viento a favor en muchas ocasiones. La previsión meteorológica acertó en cuanto a la temperatura de salida y al viento, pero no en cuanto a la nubosidad y a la probabilidad de nevada. Así pues volvió a ser una mañana fría, de esas que congelan la ropa (sobre todo cuando, tras sudar en las subidas, se sucedían las bajadas). El paso de los esquiadores que iba cazando era lento, en algunos casos caminar era más rápido que esquiar, sobre todo en las subidas. Ya en las últimas jornadas la técnica de muchos no podía compensar la falta de estado de forma (sin menosprecio alguno de ese estado, pues para el que menos habían sido muchas horas de esquí), así que aproveché para sacar lo mejor de mi técnica (vaya estilo) y el resto de mi forma física y fui empatando avituallamientos hasta tomar mi último vaso de mehu (el zumo de arándanos que ponían),  algunos trozos de plátano, un café y algo de embutido. Tan solo 11 km me separaban ya de Tornio, final de etapa, final de prueba, final de la Border to Border. Los cinco últimos pasaban huella por encima de afluentes del río principal, hasta dar con éste, y desde ahí hacia el arco de meta. Y como la prueba misma, una meta tranquila, sin nadie esperando salvo cuatro fineses aplaudiendo para indicarte en dónde estaba el hotel (cruzando la calle a 20 metros).
Entré en recepción, pedí la llave, subí a la habitación y allí lo celebramos. Susana había comprado unas cervezas, papas fritas y queso manchego (todo español, no me pregunten cómo lo consiguió). Se acabó, de manera tranquila, de la misma manera que empezó la más fría (hasta -42ºC), dura (por las malas condiciones de la nieve) y larga (450 km) de las ediciones de la Border to Border.
Nosotros estamos muy orgullosos.
Gracias a todos por el calor.

sábado, 16 de marzo de 2013

ESQUIANDO A MITADES

Restan dos jornadas desde que nuestros esquís fueran solo dos, pero no eran los dos míos, solo uno lo era, el otro, de Susana.
Las penúltima etapa, discurrió por una Finlandia diferente, más boscosa, alejada ya de aquellas llanuras eternas, de largos horizontes, con vegetación baja, dando paso a estrechos caminos zigzagueantes, con mucho tobogán como en una montala rusa de esas infantiles, en las que mantener un ritmo constante era complicado.

El frío seguía siendo intenso, siempre por debajo de -20ª en las salidas, y dependiendo de lo despejado del día, la temperatura subía lentamente unos cinco o siete grados. La diferencia entre el día nublado, o entre estar al sol o en la sombra era tal, que la ropa se congelaba, literalmente, mientras estás en movimiento, el sudor generado por la actividad se va evaporando lentamente, llegas a sentir la ropa mojada, si te paras (de manera que tu cuerpo deja de generar tanta temperatura), o pasas por una zona en en sombra o te da el viento de frente, ese sudor que empapaba la chaqueta o el pantalón, se congela, cambiando la textura de la prenda y sintiéndola como de cartón sobre los brazos o las piernas. Igualmente, la cara, la nariz, las mejillas, llegaban a doler por momentos, especialmente si el viento daba contra ellos.
Las primeras horas de la mañana, hasta alcanzar esa temperatuta de confort, pasaban bajo el frío, pues había que salir con la ropa adecuada a la previsión meteorológica, buscando la combinación que permitiera no pasar mucho frío en esas primeras horas, ni mucho calor en las de medio día si, con suerte, se despejaba (y no hacían falta grandes nubes, bastaba con una de esas finas y largas, de esas que permiten ver el sol y mirarlo directamente sin que te haga cerrar los ojos)
A estas alturas de la prueba, lo que queda es echar el resto, o restar el hecho de que aún queda distancia y diseñar a la carta. Una de las peculiaridades de la Border to Border es que no hay clasificaciones, no hay dorsales, no hay chip de control (de hecho no hay control alguno en ese sentido), existe una hora de salida, pero siempre hay quien sale algunos minutos antes, y quien lo hace algunos después; además, la organización posibilita comenzar más adelante o dejarlo antes, de cualqueir manera todos son "finishers", es es cada uno quien estima cuál es su reto, cuál su meta y cuál su objetivo en la prueba. Así pues, el espíritu de la organización de la BB no es el de que sea cubierta la distancia total, sino el de poner a los pies de cada participante una prueba a su medida, siendo esta seleccionada por cada uno, sus características y sus peculiaridades.
Nosotros veníamos a por todas......a por todas las que pudiéramos, claro. Y lo hicimos.

La otra prueba, la "Sausage to Sausage"
No solo nos tuvimos que enfrentar a la meteorología.

LÁGRIMAS SOBRE EL CAFÉ

Avituallamiento. El dolor no cesa.
Jornada de descanso, de descanso para otros, para nosotros han sido ocho horas, ocho horas para recorrer 50 km. Descanso.
Otra jornada agónica, agónica porque cada minuto, cada segundo de esas horas requieren, por carecer de una técnica  adecuada para hacer nuestros movimientos económicos y eficientes, de una concentración constante, porque cada segundo de esas horas requieren un chequeo constante: estoy sudando mucho-abre la chaqueta, tengo hielo en la bufanda-sacude antes de que se derrita, se me enfría una mano-abre y cierra, tengo una nueva molestia en el tobillo-atento y modifica el movimiento, noto que algo me está presionando el empeine-revisa en avituallamiento, llevo lo labios secos-aplica protector, llevo las orejas fuera del gorro-intenta bajar el gorro sin dejar de esquiar,…..y así un largo etcétera a cada paso.
Muchas cuestiones a tener en cuenta, nuestro margen de maniobra es casi nulo, si se nos pasa algo, aunque parezca una nimiedad, puede que tenga consecuencias indeseadas.
Si además de todo ello, las circunstancias de partida no son las ideales, lo que a priori iba a ser un reto muy difícil, casi imposible (solo casi), puede convertirse en un auténtico calvario, un sufrimiento de horas, de muchas horas.
Albergue al final de la etapa.
Tras llegar ayer al final de etapa, la pierna de Susana presentaba varias dolencias, por un lado el molimiento general provocado por las presión de las botas en lugares de un pie no acostumbrado a ese tipo de calzado, por otro lado las sobrecargas normales de la actividad prolongada y con poco descanso. Sobrecarga de tibiales, periostitis, contracturas, tendinitis…todas ellas menos graves, pero incapacitantes.
Aplicamos las medidas que teníamos a nuestro alcance, confiando en que fuesen suficientes, en que fueran el parche que buscábamos.
Amaneció, esperaba a Susana impaciente junto al comedor del albergue, para desayunar; llegó “vestida de esquí”, buena señal, pensé. Sus primeras palabras me confirmaban una realidad que la tarde anterior se escondía tras bromas y risas,... se había acabado, la noche había sido horrible, le dolía el más suave roce del saco, le dolía cada movimiento. La decisión era tan clara como firme. Una decisión dura para una guerrera como ella, capaz de plantarle cara a la adversidad, calzándose los esquíes cada mañana sabiendo perfectamente que sería duro, muy duro, tanto como decidir que la Border to Border había acabado para ella.
Desayunamos…..lágrimas sobre el café.

Tomé la salida, esta vez solo. Recorrí cada kilómetro como si fuera el último.

miércoles, 13 de marzo de 2013

CHOCOLATE EN LOS DIENTES


La vista desde nuestro hotel, anoche
¿Podrían calcular cuánto tiempo puede durar un trozo de chocolate entre los dientes?
La pregunta es sencilla, y la respuesta parece fácil....depende.
En los avituallamientos suele haber chocolate, por supuesto finlandés, y muy bueno. De ese en cuadritos, hecho trocitos y dentro de un recipiente para que cada uno se sirva. Nosotros solemos coger. Cuando uno come chocolate es normal que se le queden pequeños restos entre los dientes, que en unos segundos se acaban por derretir, alguno de ellos se resiste, pero con la técnica adecuada, acaba por desprenderse. Entonces, ya he dado una respuesta: unos segundos.
Pero hemos descubierto ota respuesta más: unas horas.
Hoy no hemos podido llegar, lo hemos dejado en el kilómetro 46  (7 horas), ni siquiera nos hemos acercado al 75 (cierre horario a las 17:00). Salimos a -25º. Mucho frio (en el momento en que escribíamos esta entrada ese era el dato inicial, tras la cena, y en charla con dos finlandesas que participan, nos han comentado que hemos estado.en algunos puntos del valle al que bajamos nada más tomar la salida a nada más y nada menos que a......¡-40º!)
En menos de media hora ya estábamos sufriendo los efectos de la hipotermia, por una lado las manos y los pies, por otro lado el cuerpo entero. Tardamos dos horas en hacer los primeros trece kilómetros.
Por mi parte pude revivir mis extremidades abriendo y cerrando las manos constantemente durante una hora seguida (dejando colgar los bastones, esquiando solo con el impulso de las piernas). Susana, simplemente desconectó, se le metió Finlandia en la cabeza, todo dentro de ella era silencio y blanco, todo llano, sólo una línea al fondo; su cuerpo se movía, pero ella parecía no estar allí. Todas las palancas estaban bajas, salvo la de "¡esquía!". Off.

Llegada al primer avituallamiento
Hoy la Border to Border nos ha vuelto a poner en nuestro sitio.
A partir de esas primeras horas muy duras (cada kilómetro, cada metro, requería de enormes dosis de concentración y automotivación), preocupantes, todo fue supervivencia. Sin dramatismos, sin victimismos (pues seguían más esquiadores en la prueba, con el mismo frío, bajo las mismas condiciones). Llegamos al tercer avituallamiento, a 40 km del final, y decidimos que ya bastaba de tanto sufrimiento por hoy. Si queremos más frío, aún nos quedan tres etapas más, tres etapas en las que queremos tomar la salida, haciendo todo lo que esté en nuestras manos (y pies) para llegar al final. Cada día es un reto para nosotros y hoy habíamos llegado a donde queríamos mucho tiempo antes de decidir acabar la jornada.
Pues sí, dos horas me duró el chocolate en los dientes, y se me derritió gracias a la calefacción cuando subimos a la guagua, de vuelta al hotel, porque si no llega a ser por eso, a saber cuántas horas más hubiese seguido ahí.
Superviviencia, cada uno la suya.

¡Gracias a todos y a todas por los ánimos!. Y que conste que estamos intentando todas las sugerencias que nos mandan contra el frío.
No nos sirvió de mucho, los enchufes que encontramos no eran "chuco"
Ni llevando un par en las manos
Tampoco con "testitulos" de sobra (debe ser alguna palabra  finlandesa. Ni idea de para qué era la maquinita)